La liposucción es una cirugía para la reducción del volumen de grasa corporal en áreas específicas, confiriendo al paciente un mejor contorno corporal. La liposucción no está hecha para perder peso, contrario a lo que muchos piensan, pues los mejores resultados se dan en la silueta corporal y no en la balanza.
Las áreas para la realización de liposucción son: miembros superiores, mamas, abdomen, cara interna muslos, “bananas”, rodillas, cartucheras y tobillos. En hombres las indicaciones más frecuentes son en la cara, mamas (ginecomastia) y región de la cintura. Lo importante no es la cantidad de grasa quitada, sino el ajuste armonioso de las formas, garantizando una capa homogénea debajo de la piel para evitar irregularidades y depresiones.
La retirada de la grasa se realiza a través de cánulas conectadas a equipos especiales. La incisión tiene menos de 1cm y la cánula es introducida con precisión en los puntos de mayor acúmulo de grasa.
La liposucción puede ser asistida por láser y se obtienen mejoras importantes tanto el la retracción de la piel como en el tiempo de recuperación. Este procedimiento se le conoce también como lipoláser.
En el caso de la lipoescultura, parte de la grasa aspirada es usada para injertar en áreas que necesitan un mayor relleno (glúteos, surcos de la cara, irregularidades, etc). Contamos con la última tecnología para mejorar la suprevivencia del injerto, lo que implica mejor resultado a largo plazo.
La anestesia puede ser general, peridural o local.
En el postoperatorio generalmente hay edema (hinchazón) y equimosis (moratones) que resuelven en torno a los 30 días. La paciente debe usar una faja de compresión de 1 a 2 meses e iniciar drenaje linfático ya en la primera semana. Durante el segundo mes el paciente presenta una notable mejoría del edema.
Estas orientaciones representan una visión general y pueden cambiar dependiendo de cada caso. Todas las dudas deben ser completamente aclaradas en las consultas que preceden a la cirugía.